El asado no es comida. Es encuentro, es pausa, es historia.

Hay quienes lo ven como un plato más.
Una receta. Un fuego. Un pedazo de carne.
Pero nosotros sabemos que el asado es otra cosa.

El asado es el motivo para vernos.
Es la excusa perfecta para apagar el celular, para volver a hablar sin apuro,
para cebar un mate mientras el humo dibuja historias en el aire.


Es una pausa en la semana.

Una pausa de verdad.
Donde no importa si sos jefe o aprendiz,
si traés el pan o si fuiste el que encendió el fuego.
Alrededor de la parrilla, todos valen lo mismo.


Es herencia, aunque nadie lo diga.

Porque ese cuchillo que usás lo heredaste de tu viejo.
O lo elegiste vos, y va a pasar a manos de alguien más.
Porque esa tabla tiene marcas que no son manchas:
son domingos, cumpleaños, partidas, abrazos.


Es algo que se transmite sin explicarlo.

Como el punto justo de cocción que sabés por intuición.
Como ese gesto de dejarle la costilla al más chico.
Como mirar las brasas y entender cuándo hay que esperar.


El asado no es comida.

Es parte de nuestra forma de vivir.

Y en Filo y Brasas estamos para celebrar eso:
el ritual, el fuego, los silencios, el sabor…
y esa forma argentina de entender el tiempo compartido.


¿Te sentís parte de este ritual?
Suscribite y sé el primero en enterarte cuando lancemos algo nuevo.

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