El ritual de cuidar la tabla: alma de cada corte
Las tablas de madera no son un simple accesorio. Son testigo del ritual, compañeras silenciosas del fuego, el corte y el encuentro.
Detrás de cada marca, cada veta, cada mancha… hay historia. Por eso, hoy te compartimos cómo cuidarlas con respeto, para que sigan acompañando por años.
1. Elegir bien: cada madera tiene su voz
No todas las tablas son iguales. Las mejores para asado son de maderas duras como quebracho, guayubira o algarrobo.
Evitan la humedad, no se marcan fácilmente y envejecen con elegancia.
2. Curarla como al hierro
Antes del primer uso, es clave curarla. Frotá la tabla con aceite mineral o de coco. Dejála absorber y repetí por varios días.
Este paso sella los poros y la hace resistente al agua, la grasa y los olores.
3. Después de cada corte: limpieza consciente
Nada de lavandina, ni lavavajillas.
Solo agua tibia, esponja suave y un poco de jabón neutro si hace falta.
Secá inmediatamente con un paño limpio.
4. La hidratación también es cuidado
Una vez por semana, aplicá nuevamente aceite.
Tu tabla lo va a agradecer: va a lucir mejor, resistirá más y no se abrirá con el tiempo.
5. Separar lo crudo de lo cocido: un acto de respeto
Tener al menos dos tablas evita contaminaciones cruzadas.
Una para carnes crudas, otra para vegetales o cortes listos para servir.
6. Nunca la dejes sumergida
El agua estancada es su peor enemiga. Deformaciones, hongos y rupturas son consecuencias del descuido.
✨ Cuidar la tabla es cuidar el ritual
Cada tabla bien tratada es una herencia.
No se trata solo de higiene o estética. Se trata de honrar el fuego, el corte, y la experiencia de compartir.
¿Tenés una tabla que te acompaña hace años? Compartila con nosotros. Las historias también se curan.